martes, agosto 25, 2009

Piltrafa

Erase una vez uno de estos tantos feos días en los que salí de la escuela a mala hora: justo a la hora en que hay mayor tránsito y, por lo cual, mi de por sí largo trayecto de regreso a casa se duplica en tiempo (en lugar de 2 horas hago 4 horas).

Era, aquel día, también, un mal día ya de sí, pues es el primer día de clases para los alumnos del nivel básico, y en términos breves eso significa más caos vial.

Era, inclusive, un día con mal clima: lluvia abundante, constante y mojante. No sería necesario decir que eso también empeora el tránsito, pero quiero recalcarlo: lo empeora horriblemente.

Era, finalmente, un día un poco gris para mí y si bien mi estado de ánimo no entorpece el flujo de automoviles, sí ocurre que el tráfico excesivo despedaza mi paciencia, mi ánimo y además mis rodillas (porque a veces me toca ir de pie en el transporte) .

Bueno, ya con el panorama descrito, me situo en la última parte del viaje: el último camión que tomé y creo que los últimos 20 minutos que estuve ahí.
Iba de pie, me sostenía alternativamente del tubo en el techo y de las agarraderas de los asientos. Ya iba yo bastante cansado y fastidiado y supongo que varios de los que venían en el mismo camión venían igualmente fastidiados; de entre todos, noté al tipo que estaba enfrente de mí, en su asiento, igual o más incómodo que yo y, presuponiendo que a lo mejor yo lo molestaba, me dí la vuelta para asirme de la otra hilera de asientos.

En la otra hilera, frente a mí, dormido en su asiento, en el asiento del que yo me sostenía, ví a un chavo bastante lindo. Aprovechando que él iba más en el mundo de los sueños que en este, lo miré por unos instantes; y a veces me pasa que cuando me siento solo y desanimado, como me sentía en ese rato, al ver a alguien lindo, guapo, abrazable, etc., me da una horrible sensación de vacío en el estómago y me deprimo un poco más.

Pues como ya andaba yo encarrerado con la depre, pues le seguí al remolino cursi de ideas depresivas (todo muy leve, aclaro, nada extremo) de lo solito que estoy, de lo desafortunado que soy, bla bla bla bla... ya saben.

Y como el tráfico aún no cedía y aún restaba alguna considerable distancia para que llegara yo a mi casita, me entretuve alternando mi pensamiento entre las ideas depresivas, entre el paisaje de la ventana o entre el sujeto lindo que dormía enfrente de mí.
Ocurre, como sabrán, muy seguido, que la gente que va dormida en un camión cabecea de un lado al otro del respaldo en el que están y ocurrió que el tipo lindo este iba cabeceando y... zas... de repente su cabeza quedó recargada sobe la mano con la que yo me sostenía a la agarradera del asiento.

En condiciones normales soy un huraño de lo peor y no soporto tener contacto con la gente en el transporte, y a cualquier contacto me muevo, me reacomodo, busco espacio libre pero... esta vez... no lo hice.
Y sé que va a sonar muy patético y ridículo y tonto y estúpido, pero sentí su peso recargado sobre mi mano y el calorcito que tenía su piel... y... pues... no recuerdo la última vez que sentí a alguien así. Será seguramente que andaba yo muy sensible, y que estoy muy poco acostumbrado al contacto con otros, pero fue una sensación muy agradable, muy excitante, muy linda.
Fue tierno sentir a alguien descansando sobre mi mano... ridículo también, lo sé.

Pasaron algunos instantes, no sé cuánto, pudo haber sido mucho, o poco, el chiste es que cuando ya me empezaba a sentir culpable y estupido el camión hizo algún movimiento brusco, entonces mi mano se movió y el soñador se movió también girando su cabeza hacia el otro lado.
Una vez perdido el contacto me sentí de lleno estúpido, ridículo, miserable... porque cómo puede ser esto lo más cerca que puedo lograr de afecto, ¿un desconocido inconsciente recargado en mi mano? Patético.

Me deprimí más todavía. Algunas lagrimillas me aguanté y pues seguí el camino con ideas apestosas de tristeza. Ya en esos momentos me sentía muy tonto, y ya sin mucha dignidad; sería mentir si no les dijera que esperaba, que ansiaba, que otra vez se recargara sobre mi mano.

Y ocurrió. Volvió a moverse y quedó sobre mi mano. Y esa sensación de calorcito que yo sentí por su peso y por su piel, su cabello, me recorrió el cuerpo otra vez. Volvió la misma agradable sensación e instantes después la misma terrible sensación de vergüenza hacia mí, y entre esas dos ideas me debatía. Después de muchos interminables segundos, opté por mover mi mano.

Se giró, siguió dormido. Y me moví, ya faltaba poco para que llegara a dónde me tengo que bajar. Ya no tenía sentido seguir haciendo escenitas ridiculas, ya.

El camión llegó a la parada, me bajé y caminé a mi casa; medio llorando, medio hablando solo, sintiéndome una piltrafa de persona, suspirando.

Y pues esa es la historia; no habla muy bien de mí, pero pues así me sentía. Así me he sentido ultimamente: triste... no, solo; más solo que triste, y tal vez más frustrado que deprimido, porque me hace falta llenar estos vacíos de afecto que siento, pero no he podido. No he podido y ya me duele, ya me lastima.
Me hace falta.


P.D. Falta un dibujito.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

Para nada es ridiculo. Más bien es tierno y sublime. Somos seres de contacto.

Tulip dijo...

no es ridiculo
sabes tmb me siento asi u_u

lindo tu blog

cdt lindo
un beso ♥

Jorge I. Figueroa F. dijo...

Chaval, no creo que sea patético.

Pero estás entrando aun circulo viciosos, sabes que te gustaría estar con alguien y sabes que te cuesta trabajo socializar, vas a tner que tomar una decisión y se rmás proactivo

Cuidate y ya no dejes tan desatendido el changarro.

Gabriel Santiago dijo...

Y el dibujito D:

Izchel dijo...

HOla Chuequito =)

Anímate, todos en días de lluvia nos sentimos más sensibles, asi que aprovecha que ahora no lleve para cambiar de cara y darte la oportunidad de acercarte a alguien.
Ya hazle caso a esa pequeña admiradora tuya del colegio...

Te mando un abrazo muy fuerte!

Sola en el universo dijo...

Esos momentos solos en el transporte suelen llevarnos a momentos así... Ojalá ya no haya tanto tráfico!!!

manu dijo...

Tienes razón... a veces nuestros sentimientos son patéticos, ridículos, tontos, estúpidos y al mismo tmpo sencillamente cálidos, reconfortantes y tiernos...!

Que andaría soñando aquel loquito en ese momento...? ve tu a saber...! Seguro le trasmitías esa sensación placentera q es la q vale recordar...!

Anónimo dijo...

Mira, yo estoy pasando por una racha estupenda, muy enamorado y follando mucho. Con todo ese "simple" contacto con el chico lindo que nos narrás hubiese sido algo muy especial también para mí. Esos pequeños eventos son cosas que hay que disfrutar, en lugar de andar buscándole enfoques negativos a una emoción que tu experimentaste y qué fue tan profundamente humana como linda.